Comunicación política y problemas social-culturales

Con la expresión teoría de la conspiración o visiones policíacas de la Historia hacemos referencia a un mundo de supuestas intrigas, conjuras y conspiraciones que ha proporcionado una alta rentabilidad a experimentados agitadores y conspiradores en todas las épocas. Una amplia gama de grupos religiosos y políticos han elaborado a lo largo de la historia complejas teorías conspirativas con diversos fines. Primero, para explicar sus miedos. También para fundamentar su condena de cambios acontecidos en el terreno de las estructuras sociales y de las mentalidades que perjudicaban a sus intereses. Finalmente, para desviar la atención de la opinión pública respecto a los fines perseguidos, ya sean de tipo cultural, económico, político o geoestratégico y, en el caso de regímenes de democracia liberal, para desprestigiar a adversarios políticos.

Uno de los temas que más preocupan en la actualidad, en tanto que amenaza a los derechos humanos y la democracia política, es el de las teorías de la conspiración racistas y misóginas, que inspiran delitos de odio y atentados terroristas. Su origen, desarrollo y utilidad; en el tiempo presente: Redes sociales, tablones de imágenes; de las plataformas mayoritarias a la comunicación encriptada; la radicalización en las redes y sus efectos en lobos solitarios, células, grupos y organizaciones que practican la violencia.

Un ejemplo de teoría de la conspiración de largo desarrollo (presente en la era no digital y dominante en de la era de las tecnologías de la información y la comunicación) es la del Gran reemplazo. Sostiene que la inmigración forma parte de un proyecto de eliminación de la población ancestral europea, que las elevadas tasas de fertilidad de los inmigrantes constituyen un elemento crucial de la amenaza, en contraste con el declive de la tasa de fertilidad blanca, responsabilidad, supuestamente, de las feministas… Tales ideas son ampliamente compartidas por la extrema derecha, cuya principal tendencia es hoy el supremacismo blanco, es decir la afirmación de la superioridad de la raza blanca. El último informe sobre terrorismo de Europol afirma que, si bien no todos los defensores del supremacismo blanco son violentos, este constituye el componente ideológico de extrema derecha más susceptible de inspirar actos graves de violencia o ataques terroristas. Una variante: la inmigración y el feminismo serían instrumentos de una conspiración judía mundial, o incluso de un gobierno sionista en la sombra cuyo propósito es la eliminación de la raza blanca. Varios de los protagonistas recientes de atentados terroristas han invocado estas ideas en las redes sociales y en vídeos en los que alientan a otros a seguir sus pasos, hasta desencadenar el Día X, en el que comenzará una guerra civil entre los blancos y sus enemigos, incluidos políticos, judíos, musulmanes, feministas y personas LGTB.

Este es el tema principal en el que trabajo en la actualidad, al igual que investigadores en todo el mundo, y en el que debemos profundizar: Los atentados contra tales enemigos, especialmente los inmigrantes musulmanes, pueden acelerar la llegada de esa guerra civil, una tesis que se denomina aceleracionismo. Cabe destacar que todo esto se plantea en nombre de la raza blanca, no de una nación en particular, ya que la extrema derecha, y la denominada derecha alternativa, tienen hoy un fuerte carácter transnacional, favorecido por los contactos en Internet.

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